
Y admirando el eclipse que se producía en sus ojos,
Se acerco lentamente a la orilla de su oído derecho y le susurro palabras que la hicieron estremecer con cada letra pronunciada.
Las compuertas de su boca se abrieron dejando paso a un suspiro.
Porque sabia que sus manos no serian puerto seguro.
Nunca son mas que una pequeña estación.
Y recostados en la hierba moribunda le regalo una flor con papel de cigarrillo.
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