miércoles, 11 de febrero de 2009

16

Y conocimos al duende… un ser mitológico de orejas puntiagudas y nariz rasgada.
Poseía una mano mágica que hacia cantar a un pequeño charango.
Caminaba como buscando algo, cabizbajo.
Sus ropajes caídos estaban sucios, harapientos...ocultaba su rostro bajo un inmenso gorro.
Luego, lentamente vino hacia mi mesa y me entrego en mano un dibujo. Pude ver el rostro que tanto trate de divisar. Tenia ojos negros o grisáceos, no lo recuerdo bien, no podía quitar mi vista de sus pupilas impactantes. Estaban rodeados por largas pestañas.
Su boca también era grande, y sonreía al hablar, tenia dientes desparejos. Y toda su piel era blanca. Al levantarse, unas trenzas caían por su espalda seudo jorobada.

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