domingo, 26 de abril de 2009

Paranoia


Voy caminando, apurada. Transpiro frío bajo la ropa, pero no quiero detenerme a sacarme la campera.
Solamente escucho mis pasos contra el asfalto y mi respiración en esta noche cerrada.
La ciudad esta callada, se escucha un leve eco de tanto silencio encapotado.
Son las 4am, es esa hora en que es tarde para salir y temprano para volver.
Pise un charco, me empape el pantalón, pero no me importa.
Esto de atravesar la plaza no me gusta nada… la puta madre! Era una estatua que pelotuda.
No anda un solo farol en toda la calle.
Pleno junio y yo sin guantes, me duelen los dedos.
No debí fumar tanto, estoy paranoiqueando.
¿Qué fue eso?
Y un gato gris salto a escarbar la basura. Casi me muero de un sincope.

Faltan dos cuadras, voy buscando las llaves.
No las encuentro, donde mierda están…
Yo también, siempre lo mismo, las dejo tiradas al fondo de la mochila, ni loca paro a revolver.
Voy sacando de a una, estoy sosteniendo todo con la izquierda, se me callo el anillo.
¿Vuelvo? No, mejor no, ya fue.
Pero son unos pasos, voy corriendo.
1, 2,3. lo agarre.
Pero sigo sin encontrar las llaves.
Acá están!
Ya llego… ¿no hay nadie?
Uff adentro, y al ascensor… respiro.
Ya estoy en casa.

Centauro

No somos como ellos, que tienen su lado salvaje expuesto, que conviven con ambas facciones de por vida. Que son eso, el instinto y la civilización, la bestia y el intelectual.
Los cuernos, traición de los espíritus quienes lo hacen sufrir en esta tierra, despojado de los humanos e irreconocido por los animales.

Oh bello centauro, por eso tu aislamiento.
Ya deja el Romanticismo y ven con nosotros, es hora de que aprendas, como Harry Haller que no eres inmortal, vive la vida, yo seré tu Armanda.

¿cual depresión?


Yo creo que uno se auto deprime por decisión propia, uno elije deprimirse.

El sol se cuela por las cortinas, el aire esta pesado, vamos a abrir un poco la ventana, para que corra aire y ni nos molestamos por mirar afuera, sea como sea decimos “este día y yo acá encerrada” pero lo deseamos.
Queremos quedarnos 24 hs o 48 hs si se puede sin ver la luz, queriendo ser una planta para no poder hacer fotosíntesis
Y morir
Morir sufriendo
Disecados
Poco a poco.
Nos encargamos de espantar a todo otro ser que nos rodee o se nos arrime para sentirnos aun mas solos, no escuchar voces, risas, tofo se vuelve un ruido insoportable, son todas uñas y nuestra cara el pizarrón.
Comemos mucho, hasta el hartazgo, y después pensamos ¿para que?
Ahora me duele la panza, voy a engordar mas, me comí todo ¿y hoy que ceno?, que caro esta vivir y desperdiciamos, tantos niños con hambre y yo acá guleando
Sola
Triste.

No es la solución.

Nos tiramos rendidos, en el sillón, como una masa que se desparrama
Encendemos el televisor, esa caja estupida, ese mundo irreal, para bajonearnos aun mas, porque sabemos que es todo una eskoria, solo hay viejos platudos y robos y secuestros y culos y tetas y tontas películas de amor, irreales sueños de ficción.

Ya moribundos, nos deslizamos cerca de algo que reproduzca música y elegimos los temas mas tristes que tenemos, los repetimos una y otra vez.
Y lloramos,
Ahogamos remeras camas y pañuelos.
Escribimos aquellas frases que nos identifican y hacemos tontos dibujos tristes.

Y al ir al baño miramos detenidamente nuestro rostro hinchado, mojado.
Nuestros ojos rojizos, brillantes, lacrimosos.
Las pestañas pegadas, el pelo enredado y la figura desgarbada.
Caemos en la cama, y nos entregamos a los brazos de Morfeo.
Y tal vez soñamos que somos aun mas desdichados, o mas felices.

Y despertamos,
Hemos malgastado un día.

viernes, 10 de abril de 2009

Solo una tabla con cadenas


Y paseo de a pasos. En la hamaca, que se hamaca y me hamaca.
Pasos en el aire, pasos en el aire. Pasos que no son pasos. Pasos sin usar los pies, sin la distancia convencional de los pasos.
Y vuelo, vuelo sin extender alas.
Me mareo, y me reincorporo. Me adecuo a la gravedad
Al vaivén de la hamaca.
Y si cierro los ojos estoy perdida.
Floto, sin levitar.

Estoy más cerca del cielo. Casi toco una estrella con la mano.
Pero la hamaca no me deja.
La fuerza de la mano invisible que tira para atrás.
Casi casi la alcanzo.

Y miro mis pies.
Y miro mis pies como se congelan una milésima de segundo
Con ese cielo de esa noche.
Una imagen perfecta.
Y las luces de la plaza.
Amarillas, anaranjadas.
Son como pequeños soles compitiendo por luz con la luna.
Pequeña y blanca allí arriba.

Casi casi la toco con la punta del dedo gordo. Pero no.
Pero no llego. Y me mareo, y el delirio.
Vuelo.
Sensaciones que no le encuentro descripción.
Y enroscar las cadenas y girar.
Y reír.

Barcos



Y admirando el eclipse que se producía en sus ojos,
Se acerco lentamente a la orilla de su oído derecho y le susurro palabras que la hicieron estremecer con cada letra pronunciada.
Las compuertas de su boca se abrieron dejando paso a un suspiro.
Porque sabia que sus manos no serian puerto seguro.
Nunca son mas que una pequeña estación.

Y recostados en la hierba moribunda le regalo una flor con papel de cigarrillo.

Esbozo de grito Febreriano



Tengo ganas de escribir, pero nunca lo he aprendido.
Tengo ganas de cantar pero mi garganta me duele de tanto gritar al vacío.
Quisiera treparme a un árbol y estar mas cerca de las nubes,
Pero vivo en una ciudad de puro cemento gris,.
También me agradaría que alguien bese mi espalda, pero me encuentro sola fumando las horas.
¿Es que este mundo no fue hecho para cumplir los deseos de quienes lo habitan?
¿Es tanto pedir obtener un poco de felicidad todos los días?

viernes, 3 de abril de 2009

Pisando Enero


Pasa la noche en vela, fundiéndose dentro del infierno de sus ojos.
Soñando con las nubes que temprano caminaban por arriba de sus melenas.
El viento acariciaba al perro.
Y ella cae muerta, victima de sus manos.
La locura,
La botella
El amanecer
El beso.
Situados en el noreste. Sintiendo el dulce sabor a vida fresca.
Viendo como crecen las olas, queriendo tocar sus dedos.
La sal se apoderaba de sus cuerpos sensibles, atontados.
El espíritu que fluye, la música lejana. Rodeados de lunares vagos, callejeros.
Sus pies dejaron huellas de arena entre las calles de la ciudad rígida.
Huelen el silencio de los edificios. Y las luces disminuyen el brillo estelar.
Las piernas
El beso
Las venas
El deseo.

Angel Cúbico


Y de repente un par de alas nacerán de nuestras entrañas
Para que rodemos de flor en flor con solo un suspiro
Para rozar el mar calido y volar sobre aquel horizonte perdido
Ya arrastrar tus pies de arena en esta ciudad fría te resulta tan cansador,,,
Pero antes de partir el pidió recorrer su cuerpo empezando por el corazón.
Hundiéndose en espiral con solo el aroma de su piel húmeda
Germina el fruto eterno sobre el vientre, tierra fértil.