domingo, 14 de marzo de 2010

y sigo viva

y nothing else matters.
y vos lejos, lejos preso.
la tinta que se resbala entre mis manos.las palmas azules.
los ojos de lluvia.
el hada, el hada que también esta loca.

el diente de la mentira.
mentira.
tu vida es una mentira.
mi vida es una mentira.
toda, toda, una mentira.

me confundo
me atome hago nudo.
y me corto.
porque en mi no está la paciencia.

hierro
hierro
el mar.

y sigo viva.
y sigo viva.

la escollera se lleva consigo la carne

miércoles, 3 de marzo de 2010

Al alba


El tren de caras perdidas.
Las ruedas rayando el alma,
desgarrando las cuerdas de la guitarra.
La rabia se iba entre las vías.

Los higos derribaban su sangre en nosotros.
Los recuerdos seguidos por el inconciente.

Te quiero a vos,
a tu sangrante mirada.

se me derretían los tímpanos al escuchar tu risa
y una murga habitaba en el temblor de mis manos al verte sonreír.

El insecto dentro de la trama de los días es el único testigo de las coartadas nocturnas.

El alba se reivindica.
Los pájaros y sus plumas que se engrampan en el asfalto.

Y ahora que se han muerto todos,
te robas mi alma, me dejas seca.
Nada te importa.
Agujereas mi aura, y te vas.

martes, 2 de marzo de 2010

Cuasipintado


Mis cactus con nombres de caciques me miran desde la mesa ratona.
Aquella foto donde la carne se desliza sobre los omoplatos.
Ella observaba a la nada, orgullosa de si misma,
De ya no dejarse atrapar por el sonido de la trompeta que la enamora, y obsesiona queriendo besar aquellos labios.

Un arco iris, sin lluvia, duerme desplazado sobre una nube.
una música d violines entrometiéndose en los recovecos de mis oídos.
Inundando el cerebro.
Allá en la ciudad, un desfile de sombras pasaba sobre las casas. Las almas puestas en dibujos por entre los escombros.
Y los restos de tizas en el asfalto.
Huida a la costa,
Donde la luna y sus estrellas formaban un paisaje cuasipintado, brillando inmóviles sobre la superficie del mar.
Este se quedaba calmo para que apreciemos su horizonte,
Y sus pequeñas olas no disturben el resplandor que se desmayaba sobre él.
Con el sexo en la mano me hablo de asteroides.
Y si hoy la luna ya no es mas que un satélite.
Me dijo mientras me ofrecía el U.
Aquel placer de los dioses.