martes, 2 de marzo de 2010

Cuasipintado


Mis cactus con nombres de caciques me miran desde la mesa ratona.
Aquella foto donde la carne se desliza sobre los omoplatos.
Ella observaba a la nada, orgullosa de si misma,
De ya no dejarse atrapar por el sonido de la trompeta que la enamora, y obsesiona queriendo besar aquellos labios.

Un arco iris, sin lluvia, duerme desplazado sobre una nube.
una música d violines entrometiéndose en los recovecos de mis oídos.
Inundando el cerebro.
Allá en la ciudad, un desfile de sombras pasaba sobre las casas. Las almas puestas en dibujos por entre los escombros.
Y los restos de tizas en el asfalto.
Huida a la costa,
Donde la luna y sus estrellas formaban un paisaje cuasipintado, brillando inmóviles sobre la superficie del mar.
Este se quedaba calmo para que apreciemos su horizonte,
Y sus pequeñas olas no disturben el resplandor que se desmayaba sobre él.
Con el sexo en la mano me hablo de asteroides.
Y si hoy la luna ya no es mas que un satélite.
Me dijo mientras me ofrecía el U.
Aquel placer de los dioses.

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