lunes, 28 de septiembre de 2009

Nocturnos juegos en plaza



Intento de silencio, casi eso. De noche, en la plaza cuasi vacía. Salvo por mi persona y un perro. Sopla un viento tranquilizador. Un aire de luna que embriaga los pulmones. Las luces amarillas reflejadas en la arena… Mientras te espero me entretengo en los juegos de niños. Maderas coloridas con pasajes divertidos.
Cambio de hamaca y vamos, a la par. Yo y la invisible presencia de la hamaca contigua. Perfectamente combinadas.
Pasa un hombre, se oyen gaviotas. La lanza de Don Quijote apunta a una estrella que brilla aun más,
Aquel lucero inspirador. Aún pasan autos en la avenida.
Yo me impulso. Elevo. Salto y río, cayendo desplomada en la arena fría que se cuela por mis zapatillas rotas. Y el aroma acido del hierro oxidado en las manos. Fricción de cadenas. Sensación de libertad al no sujetarse.
Juego al subibaja con aquel fantasma que me acompaña esa noche.
Surfeo olas de aire, y me zambullo en sueños.
Lejos, un semáforo varado en amarillo. La interminable espera.
Intermitente.

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