lunes, 5 de octubre de 2009

Sarcófagos y almohadas


La muerte nos visita cada amanecer.
Nos toma de las piernas, intenta sacarnos de la cama y llevarnos con ella.
A los tirones quiere irse con nuestros cuerpos cansados a otro espacio.
Lucha con sus fuerzas, y clava su hoz en nuestro colchón.
Pero no logra arrancarnos de las sábanas tibias, y la almohada vomitada no suelta nuestro cabello.
Los cuerpos están tan inertes que solo sentimos un leve roce de aire frío en nuestros tobillos,
murmuramos algo parecido a palabras, y volvimos a hundirnos en profundos sueños.
Átropos, vencida, se va una vez más, deja nuestros jóvenes cuerpos descansando en sus cajones.
Respirando, por otro día.
La cama vuelve a ser sarcófago durante algunas horas, luego revivimos y no volvemos a desplomarnos en el hasta desfallecer días después.
Para repetir la escena.Sucesivamente.

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