domingo, 6 de abril de 2008

Mariana

Habitación 323, es chistoso, a Mariana nunca le gustaron los números capicúa.
Acostada en la cama, mira la ventana y ve el sol que se cuela por las hendijas. Ilumina ese triste cuarto de hospital.
Es temprano, lo sabe porque Roxana, la enfermera de los jueves, no ha venido todavía.
Suspira y recuerda su vida pasada cuando no estaba atada a un suero.
Se consuela a ella misma, pensando en que ya le retiraron la sonda.
Entra Roxana con su falsa sonrisa. Abre la ventana y le da un beso, la controla, le toma la fiebre.
Mariana sabe que Roxana esta triste. Roxana se arrepiente de ser enfermera, nunca pensó que el ver gente sufriendo a menudo la deprimiría tanto.
Se parecen en eso, ambas toman el mismo antidepresivo.
Son las 16:00 hrs. Mariana sale a dar una vuelta por el pasillo.
Se dirige frágilmente a la habitación 327 donde esta Carlos hace unos días.
Carlos es un viejito que tiene neumonía, Mariana lo visita a menudo, es la única que lo visita. Conversan, se cuentan anécdotas. Pero Carlos no se anima a tocarla. A veces los viejitos son brutos, y el tiene miedo. Ella es frágil.
Mariana pasea su cuerpecito blanco cubierto de un camisón lila, ya no siente vergüenza al recorrer los pasillos, ya ha pasado el tiempo y aprendió a convivir con las miradas de los recién llegados. Sus ojos poseen una mezcla de asombro, temor y lastima. Ya conoce a todos los médicos y enfermeras. A menudo pasan a visitarla charlan un rato.
Cuando la ven pasar le sonríen y sienten tanta pena.
Día tras día ven como una chica tan linda desperdicia su vida.
El mas sensible es Gustavo, el mas sensible y el mas joven. El va tres veces por semana a la mañana, Mariana pasa la noche anterior pensando un nuevo chiste para hacerle respecto a su pelada.
Hace calor en Febrero, pero Mariana siempre tiene frío.
Los pacientes tienen hambre a la una, pero Mariana nunca tiene hambre.
Los pacientes se renuevan, pero Mariana solo renueva sus sabanas.
Carlos es dado de alta, su neumonía se curo.
Roxana termina la jornada del día y va a su casa.
Gustavo mira una foto de su papa calvo con una sonrisa y una lagrima.
Mariana vuelve a acostarse.
Mariana es anoréxica.

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