viernes, 26 de junio de 2009

Dia de perros

Salimos masticando el cadáver del almuerzo. Al point. Rápido, ansiosos. Con el buzo colgando, la mente nula.
Allí pega el sol en la espalda, el pasto es más verde, se escucha el barrio tranquilo.
Volamos, nadamos.
El árbol visto desde abajo forma una inmensa ola.
Y surfeamos en ella. Relajamos.
Si hay flower power mejor, mas intenso.
Y era uno de esos días.
Preparábamos para luego, repartíamos aquello a falta de capital.
Levitábamos
Un perro ladra, es un sonido punzante, molesta al tímpano.
El ladrido nos va a delatar.
Caen dos muchachos en una moto chillona, divisamos sus cuerpos entre el matorral que bloquea la entrada.
No me precipito.
Intuición non- civiles.
Baja uno, con la cara roja, la boca seca siempre abierta, los ojos perdidos, alagunados.
Pregunta por su perro, tras perra blanca.
Aun queda la mitad, reposando sobre mis dedos adormecidos, consumiéndose por el viento.
Se van.
Aparece un Golden lindo, atolondrado, baboso, excitado. Corre y corre.
Se revuelca, se queda.
Aparece el primero. Ladra.
Ladran
Corren, estrenan su nuevo shampoo sobre sus lomos brillantes y sedosos.
Buscamos sus dueños, con el cerebro hinchado, riendo, tropezando.
En un abrir y cerrar de ojos desaparecen, sin dejar rastro.
Nos busca amigo en el auto veloz. Ingresamos a la capsula.
Una melodía de jazz extraña se cuela por mis oídos.
Una batería la detona. Los tres en auto. Crecimos.
Llegamos al curso, los otros ojos miran curiosos adentro de los míos.
Buscan la explosión de las venas que quieren masticar las pupilas.
Aparece un perro vagabundo, manchado, buenudo, oloriento.
Se instala.
Todo se revoluciona.
Risas, pánico, desconexión.
Movilización de superiores.
Se lo llevan, arrastrando, a la fuerza, llora y gruñe.

Yo tengo un amigo que ladra.

No hay comentarios: