viernes, 26 de junio de 2009

visiones


Tres días a puro cambio climático,
Ahora es tarde a la noche, la plaza desierta,
llovizna finito pero alcanza para mojar mi tapado negro.
No hace frío por la humedad, mis ojos ven un hombre donde hay un arbusto, dibujan a su antojo presencias que no existen.
Con un palito de lo que solía ser un algodón de azúcar trazo en la arena mojada un dibujo abstracto.
Escucho un silbido agudo seguido de un ladrido grave.
Me dejo vencer por el sueño momentáneo.
Recibo una patada de chancho en el colectivo. Despierto.
Y veo a Fito Páez corriendo por los acantilados, descalzo en bermudas, y canta al ritmo del salto de sus pies. Despierto.
Recuerdo cuando el me contaba que se acostaba rendido para dormir en un profundo sueño hasta el día siguiente. No solía acostarse sin estar agotado,
odiaba el hecho de girar en la cama… escuchar el vacío.
Y sobre todo pensar, recordar, analizar.
Ahogarse en preguntas, y enredar las ideas como las sabanas.
El insomnio aparecía, y todo era más difícil.

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