lunes, 6 de julio de 2009

jornada de tortas

Luego de una jornada en la Dinocósmica bajo la lluvia, con frío y gotas en la cara, pedaleaban al hogar, calido refugio, pies descalzos, música, libros y alimento caliente.
Fatigadas, pedaleaban. Los gemelos dolían. (Deberían de llamarse mellizos, porque de seguro no son idénticos)
Un auto color azul, turquesa, aguamarina, tornasolado llamó su atención, olvidando lo que hablaban.
(Solían jugarle una competencia a la memoria, por lo que a veces anotaban palabras, oraciones o secuencias, que en oportunidades tampoco recordaban haber anotado, si no que encontraban tiempo después los papeles arrugados y garabateados dentro de la mochila sucia, al fondo, casi un abismo al meter la mano)
A B le duelen las piernas, pero quiere llegar, y va rápido.
Y las gotas le impiden la visión, hay viento, casi un vendaval que se levanta de pronto entre los edificios.
Lu que tiene guantes, negros, cortados, sujeta las manos de B desde el manubrio en el que va sentada.
Impide que el frío acalambre sus dedos blancos, que no le cale los huesos, que no la inmovilice.
Y sus manos están engrasadas, horas antes la cadena enganchada.
Y van rápido, y no ven, y ríen.
Y golpean a una vieja encapuchada en el costado se cuerpo, y esta las putea malhumorada.
Piden perdón, pero no paran, volver a arrancar seria una tarea difícil.
- ahí esta el restaurant que comes torta libre que te contaba-
B entonces frena de golpe y Lu sale despedida de la bicicleta.
Miran por la vidriera, y justo ese día no trajo el candado. Pero la dan vuelta, ruedas para arriba y se sientan en la primera mesa para verla.
Sus ojos brillosos, sus cuerpos acalorados, el pelo pegado al rostro mojado, las narices rojas, y una sonrisa de oreja a oreja.
Unas viejas en diagonal a la mesa que escogieron las miran, y hablan de sus plantas mientras ven pasar corriendo la gente en la vereda nocturna bajo la lluvia.
Ellas dos pegan la nariz contra la vidriera de tortas. Y se sientan a comer pidiendo lo mismo, para compartir sensaciones.
Una de frutilla y crema y una de chocolate dulce de leche y crema cada una.
Devoran y llega el submarino y ahogan la barra de chocolate en la leche caliente, la ven desarmarse y estamparse contra el vaso transparente.
Y la leche blancuzca se va tiñendo, amarronada la espuma que rebalsa. Y los múltiples trozos de chocolate, bailando en un remolino, girando en un carrusel lechusco. Lu levanta la mirada del submarino, para probar el sabor de esa combinación perfecta.
Ambas raspan el plato al unísono, y se levantan en busca de más torta. Piden dos de vainilla y mousse, y dos de chocolate con dulce de leche y cobertura de chocolate amargo. Una nena del café se acerca a su mesa, y poco a poco va tomando confianza.
Malena tiene dos perros blancos, Melisa y Pedro.
- como mi hermana- dice Lu. Y le orinan la habitación
Es bipolar. Es la dueña del lugar y fanfarronea, y en la televisión, (esos que cuelgan del techo de los lugares comestibles) están dando “los padrinos mágicos” y B canta la canción de presentación contenta.
La niña se enloquece, acerca su cara a la de B y canta, y luego se queda repitiendo con voz de loro “quiero papa” “quiero torta” por mucho rato. Y ellas se miran, y ríen confidentes.
Buscan más torta, esta vez vuelven con dos de coco y dulce de leche y dos de ricota para bajar un poco, y una rosca de chocolate.
La niña sigue ahí, morocha, vestida de rosa. Y trae su computadora de juguete, que hace ruidos y voces y amenaza con no prestarla.
- no doy más- pero siguen, y mastican y el azúcar se sale por sus ojos.
Los dedos pegoteados, el buzo con migas.
La niña trae billetes de mentira y alardea su falsa fortuna.
Mientras se escucha la voz del dinosaurio violeta Barney saliendo del computador de plástico, la niña toca una guitarra invisible y las zamarrea.
Receso.
Buscan sanguches de miga, y vuelven a sentarse. Es un relajo estomacal.
Lu bizca sus ojos, B ríe, y hacen morisquetas entre el jamón y el morón.
La nena las reta y las acusa de tirar sobres de azúcar en el baño. Y esta loca, es bipolar.
Les regala un dibujo de dos nenas en un corazón y se va un rato.
Van a buscar más torta, llenas hasta el hartazgo y regresan con una de vainilla y crema, una de frutas y crema, y con chocolate en barra con dulce de leche y una cereza frondosa.
Un señor adentra al lugar, saluda y se sienta a mirar la televisión.
Cambiando los dibujos animados por un partido de fútbol, el cual por respeto pone en silencio (¡milagro!)
La niña vuelve, con un folleto de mundo marino y remite a B a su infancia.
- ¿conociste a la ballena Gloria?-
- ¿Cuál?-
- Ahora se murió-
- ¿A dónde?-
- ¿A dónde que?-
- A donde se murió-
Y ríen, porque la niña no entiende y B le explica, disimulando y mintiendo piadosamente.
La niña dice, - claro se murió-
Y se miran, con las pupilas agigantadas - ¿me esta cargando?-
Y ríen, escupiendo migas al aire.
El hombre se levanta y se va, antes vuelve al canal original.
Bob Esponja ahora ocupa la pantalla. B hace ruido de delfín con su boca.
La torta de coco esta dura y les cuesta terminarla
La niña mirando a B fijo a los ojos le dice – solo tengo una parte de vos-
Y se va. Lu se queda inmóvil, mirando a B, esperando que levante la mirada, que separe sus ojos de la torta, y esta dura, con el tenedor encremado.
La situación es extraña, pero no se dejan hundir en ella.
No pueden comer mas, pero los restos se cobrar, así que mastican y van como 20 porciones, y mas de cinco sanguches.
La nena miente sobre su cumpleaños, y tenemos su cara hasta en la cereza, Lu le dice entre señas que la ignore, y la niña abraza a B, y mira con cara de mala a Lu, como leyendo su mente.
Pero tiene solo cuatro años.
Una “paso de los toros” pomelo viene bien para bajar la dulcera. Esperan que sus estómagos descansen un poco y terminan de comer.
Una visita al baño, se despiden y montan en la mojada Dinocosmica que aguardaba pasiva afuera, y se marchan.
Luego de una dosis loca de taller literario y plaza, van camino a lo de Lu a desmayarse a la cama. Están a ocho cuadras, cuando B apoya su cuerpo cansado sobre el de Lu, olvidando estar pedaleando en una bicicleta y la mochila de ella vuela, y la pasan por arriba con la bici, luego Lu sale despedida de la Dinocosmica y hace un paso y se enreda con sus pies, y cae en el asfalto. Tendida bajo lluvia, el guante roto, el auto de frente con sus luces cegadoras y la risa.

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